lunes, 9 de abril de 2012

Entrevistadores entrevistados

El tiempo cambia con rapidez en Bucarest. Si ayer sufríamos una pertinaz lluvia, hoy nos ha sorprendido una inesperada bajada de temperaturas. El plan inicial de pasear por la mañana por la ciudad para grabar recursos se ha reducido a un rápido callejeo de camino a la plaza de la Ópera, donde habíamos quedado de nuevo con David, nuestro cicerone, para que nos contara a cámara su historia particular.

El edificio de Radio Rumanía, donde David hace un programa de divulgación rumana en español para el exterior (el equivalente a nuestra Radio Exterior de España) es, por dentro y por fuera, un buen ejemplo de arquitectura comunista. Los recuerdos de la archiconocida "La vida de los otros" vienen a a nuestro encuentro.


David nos presenta a sus compañeras de trabajo, y charlamos relajadamente con Irina, con quien David hace el programa. Ambos nos habían propuesto entrevistarnos para una de sus emisiones y contar a través de las ondas qué nos traía a Rumanía. Así que nos convertimos por una vez en entrevistados y creo que salimos airosos del lance. 


David nos contó cómo se gana la vida en Bucarest como traductor, empleado de una empresa de aguas y periodista radiofónico, todo a la vez, como muchos rumanos, a los que un solo sueldo no les resuelve la vida aquí. También nos explicó por qué razones no está en sus planes regresar a España -entre ellas la poca perspectiva de encontrar trabajo allí- y su visión del fenómeno de la emigración y del posible retorno. Irina también nos habló a cámara de su percepción como ciudadana rumana de lo que aquí se cuenta de sus compatriotas que han emigrado. Los detalles nos los guardamos para el documental....

A la salida de la radio, David nos señala un restaurante español cuyo propietario es un rumano retornado, así que entramos a pedirle si quería participar en nuestro documental. En su ausencia solo conseguimos charlar con una camarera que también trabajó en Valencia y regresó a Bucarest, digamos que un poco a regañadientes. No obstante, regresaremos en busca de la historia del dueño.

En busca de nuestra próxima cita, llegamos a Curtea Veche, el área reconstruida del centro histórico de Bucarest, cerca de donde hay un pequeño pasaje, una galería comercial en miniatura acristalada al estilo de la  célebre de Milán, con unos pocos bares en los que la gente se reúne a fumar narguilé (la conocida cachimba) y tomar unas cervezas. Allí nos esperaba Eduardo, un profesor de historia del Liceo bilingüe Miguel de Cervantes y colaborador ocasional con el Instituto Cervantes. Él nos puso tras la pista de algunos alumnos de su colegio que hace poco que retornaron de España. Unos junto a toda su familia, y otros ellos solos. Este último caso es el de Clara, una chica rumana que, tras nueve años viviendo en Castellón, ha regresado a su país mientras sus padres siguen en el extranjero y ella vive con un familiar. Con ella hemos quedado para que nos cuente esta historia que nos toca tan de cerca.


La conversación con Eduardo ha resultado tan amena y distendida que le hemos pedido que nos cuente esas cosas a cámara otro día. Especialmente espeluznante es la historia sobre los suicidios de los "huérfanos de la emigración" en Rumanía: jóvenes que se han quedado si sus progenitores porque éstos han emigrado y les han dejado a cargo de familiares o directamente solos al cuidado de hermanos menores. Pero bueno, lo dicho, los detalles los dejamos para más adelante.

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