Hoy hemos conocido a David. Hemos pasado el día con él y nos ha estado enseñando algunas partes de la ciudad, hasta llegar a Grădina Cișmigiu, donde hemos parado para comer y charlar durante horas de la idiosincrasia rumana y de su experiencia personal.
Vino el año 2005, casi por casualidad, a pasar un año en Bucarest con una beca Erasmus. Tras un curso que considera nada provechoso académicamente, se volvió a su Elche natal con el rumano bien aprendido y enamorado de esta ciudad y del país. Dos años en España bastaron para que le dieran ganas de volver de vacaciones y una visita de cinco semanas en octubre de 2008 se ha prolongado hasta la fecha.
Ha ido ganándose la vida con clases particulares de español, traducciones y trabajando en algún proyecto PHARE. Además, en abril de 2011 creó una pequeña empresa con la que intenta mantenerse a flote. Y, desde enero de este año colabora con el departamento de español de Radio Rumanía Internacional, donde tenemos previsto grabarle el próximo lunes.
Por si acaso, y para culminar todo esto, hemos concluido el día en “Chocolat”, una pastelería especializada en pasteles de chocolate de los que hemos dado buena cuenta. Un lugar que, además, representa el espíritu del regreso. Su propietario, un rumano que emigró a Bélgica como camarero en una pastelería, se aprendió la lección de memoria y mejoró la receta del chocolate belga. ¡Y tanto que la mejoró! Una auténtica apoteosis del cacao. Apoteoza!
No hay comentarios:
Publicar un comentario